martes, 7 de abril de 2009

Fernando Silva

Francisco Bautista Lara, saca, encuentra, deja al descubierto, dibujando con su vista desde adentro de su novela, las historia que se imagina está detrás de cada uno de esos rostros que describe y que resultan luego que son los mismos rostros en la misma complejidad de la vida de cada uno de ellos, que simplemente llegan ahí y se acomodan en el asiento que ocupan todos los días que se van en bus.

Luis Rocha

Cuando el autor de este libro publicó “Entre autores y personajes” (ensayos literarios), dije que se consumaba como uno de los novelistas allí estudiados, es por ello que para mí la aparición de esta, su primera novela me llena de un enorme gozo del lector que quiero compartir con otros lectores, por su profesionalismo y porque viene a confirmar aquella profecía que se escapó de su propia ficción, ya no digamos la mía.

Ernesto Cardenal

“Rostros ocultos” de Francisco Bautista es una novela que transcurre casi toda en buses, y sus personajes son gente de bus. Managua es una ciudad de buses destartalados y los que andan en ellos no son de la clase alta. Usuarios de buses son los que pueblan esta novela, contada por un modesto contador y su encanto es el de la vida ordinaria, la dulce y apacible rutina diaria en la que no se destaca ningún héroe (aunque en el fondo todas estas vidas anónimas son heroicas) y la poesía de lo prosaico.

Crítica Realizada por la Lic. Ana Casares

En el interjuego que se establece entre el libro y el lector hay un aspecto que no se puede soslayar y es que el lector, de un modo u otro, busca identificarse con los personajes que habitan ese mundo creado en el texto. Vale la aclaración: el lector no busca que el libro sea un espejo que lo duplique, sólo espera que esos seres ficcionales tengan rasgos que los hagan posibles de ser reales, es decir, que pueda concebir a esos seres que habitan la ficción como verosímiles. El texto debe crear, entonces, un mundo posible; de lo contrario, deja de ser literatura

En el proceso de escritura, esa humanización de los personajes, ese dotarlos de aliento, de vivencias, de sueños, de miedos, de frustraciones, es un arduo trabajo que requiere de un talento sólo accesible, a mi criterio, a quienes tienen una mirada profunda, capaz de abarcar los insondables del alma humana.

Esa mirada es la que se percibe en Rostros ocultos, la novela del nicaragüense Francisco Javier Bautista Lara cuya tercera edición acaba de ver la luz. Es la mirada de un narrador que transita lo cotidiano sin renunciar a la ternura ni a la sensibilidad, mientras va tejiendo las pequeñas historias de la gente pequeña, de los anónimos, de esos “nadies” de Galeano, que abordan cada día un bus de Managua, que bien puede ser una guagua, un colectivo, un micro de cualquier ciudad de América Latina.

Contar sus historias es develarlos, darles ese rostro que se les niega, otorgarles un nombre y un espacio -al menos en un libro, ya que no en la Historia- para sacarlos del ninguneo a que los condena su lugar social, y es, a la vez, mantener vigente la función social que un contexto como el latinoamericano le exige a la literatura.

Sobre un entramado de historias que se va tejiendo en base a esas voces múltiples -voces marginales a la gran Historia en tanto sólo transitan y son actores de sus propias microhistorias- se filtra la voz del narrador, y entonces el proceso de escritura se torna también relato. En ese metatexto, el narrador se hace uno con sus compañeros de viaje, se identifica con ellos y se alterna en el doble rol de relator y protagonista de sus propios afanes.
Como si esto no bastara, un prólogo lúcido, imperdible, toda una declaración de principios en relación a la situación actual de la literatura latinoamericana, el canon y los caprichos del mercado editorial, a cargo de Guillermo Rothschuh Tablada, que sumado a la palabra de Ernesto Cardenal terminan de confirmar, junto a esta novela de Lara, el lugar de privilegio que merecidamente se le otorga a la literatura nicaragüense.

Rostros Ocultos


La novela es una ficción de la realidad contemporánea y urbana de Managua, capital de Nicaragua, la gente común y sus historias que se pueden conocer a partir de su rutina de circular en los buses del transporte urbano colectivo. Expresa las percepciones de estas personas, sus expresiones cotidianas; pretende reflejar el entorno natural, político, social y económico que le rodea, un llamado a la solidaridad y una reflexión sobre lo transitorio de la vida. La obra está dividida en dos partes y veintiún capítulos.

Nota:La primera y segunda edición ha sido donada por el autor para beneficio del Hogar Zacarías Guerra, un Centro bajo la administración de los Religiosos Terciarios Capuchinos que aloja a niños y jóvenes de 10 a 18 años, huérfanos y abandonados, donde reciben una educación escolar, técnica e integral.

Biografía

Francisco Javier Bautista Lara

Nació en Managua, el 31 de Mayo de 1960, hijo de Publio Bautista Díaz y de María Rosa Lara Oviedo. Es el cuarto de una familia de diez hermanos. Estudió primaria en el Centro Escolar Salvador Mendieta, se bachilleró en el Instituto Pedagógico de Managua, La Salle, con excelencia académica. Obtuvo la licenciatura en Economía en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua graduándose con honores. Recibió en 1987 la Distinción Casimiro Sotelo-UNEN como mejor alumno de la Educación Superior. También realizó Especialidad en Políticas Macroeconómicas, postgrado y maestría en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Centroamericana, así como el Programa de Alta Gerencia en INCAE, Alajuela, Costa Rica.

Fundador de la Policía Nacional de Nicaragua en septiembre de 1979, desempeñó diferentes cargos hasta llegar a ser Subdirector General y Comisionado General entre 2001 y 2005. Realizó estudios especializados de policía en Bulgaria, España, Taiwán, Francia y Estados Unidos. Ha participado en diversos seminarios y conferencias sobre temas de violencia, policía, seguridad ciudadana y derechos humanos en países de América y Europa. Profesor de la Academia de Policía en cursos de Postgrado, así como conferencista en otras universidades nacionales, con el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) y consultor de diversas agencias de cooperación internacional (PNUD, GTZ, USAID). Recibió condecoración en Bolivia por sus aportes en los proyectos de reforma policial de ese país. Fue miembro de la Comisión Técnica de la Comisión de Seguridad de Centroamérica participando en la formulación de instrumentos jurídicos y la discusión de los temas de la seguridad democrática de 1993 a 2001. Coordinó el diagnóstico institucional y el Programa de Modernización y Desarrollo de la Policía Nacional de Nicaragua de 1999 a 2005.
Ha escrito diversos artículos y ensayos para diarios y revistas nacionales y centroamericanas sobre temas literarios, histórico-sociales y de seguridad pública, publicando a la fecha seis libros: Policía, seguridad ciudadana y violencia en Nicaragua (ensayos y un testimonio, agosto 2004), Entre autores y personajes (ensayos literarios, mayo 2005), Rostros ocultos (novela, noviembre 2005), A 150 años de la Batalla de San Jacinto (13 ensayos y 1 ficción desde la historia y actualidad de Nicaragua, mayo 2006), Entre autores y personajes (edición ampliada noviembre 2007), Inconclusos (20 narraciones de ficción, mayo 2008). Miembro del Centro Nicaraguense de Escritores (CNE) y de la Asociación Latinoamericana de Poetas (ASOLAPO).